Ecoblog

Información y Opinión para la Era Ambiental

martes, noviembre 30, 2004

Las tribulaciones de un naturalista de agua dulce en alta mar V

Día 5: Volvemos a bailar (27-XI-2004)

Este día comenzó ya con novedades, pues aparte de levantarnos un pelín más tarde, apenas media hora, debido al cansancio generalizado de la tripulación, se nos unió por primera vez Pedro, que es, entre otras cosas, el presidente de ANSE, y una de las personas más temidas por los maltratadotes del Medio Ambiente en general en la Región de Murcia, aparte de un gran conocedor de la flora y la fauna de la Comarca de Cartagena, un refuerzo que no llegaba demasiado pronto para nuestras pupilas cansadas de perderse en el ancho azul del mar buscando la aleta o el resoplido del ansiado delfín. También partimos de puerto un poco más tarde por que tuvimos que repostar, lo que me dio la oportunidad de ver varias cosas interesantes en la dársena de pescadores del puerto de Cartagena. Debido al movimiento de pescado en general, aunque parezca mentira, es un buen lugar para observar aves muy interesantes y muy cerca de la casa de uno. Nada más entrar me sorprendió el relámpago azul eléctrico de un Martín pescador (Alcedo atthis) volando a ras de ola, con su cuerpo pequeño y compacto y su pico grande, moviendo las alas en borrón de velocidad, y digo me sorprendió por que hasta hace poco estaba convencido de que esta ave requería de unas condiciones ambientales un poco más elevadas que las que se pudieran dar en un puerto grande como en el que me encontraba, pero después de verla en varios sitios para mi insólitos, he acabado por aceptar que es realmente adaptable, sobre todo en invierno, lo que hace que podamos disfrutar de su maravilloso colorido en plena ciudad de Murcia en los márgenes del río o en la misma ciudad de Cartagena. Numerosas eran las gaviotas, tanto patiamarillas como reidoras, así como de los acrobáticos Charranes comunes, así como la de sus parientes, los Charranes patinegros (Sterna sandvicensis), casi idénticos, solo que algo más grandes y con el pico más largo y terminado en una punta clara. El negro Cormorán moñudo (Phalacrocorax aristotelis), nadando como un pato algo hundido también aparecía por este hervidero de embarcaciones y marineros, acompañados, claro está, de los más cosmopolitas Gorriones comunes (Passer domessticus) y Palomas comunes (Columba livia). En la media hora escasa que nos llevó llenar los depósitos de combustible del Else ya andaba maravillado por las cosas que estaba viendo.
Por fin nos hicimos al mar, comprobamos que las previsiones del tiempo para la fuerza del viento eran acertadas, variando entre fuerza dos y tres, lo suficiente para hacernos bailar de nuevo en ocasiones y para que nos dejáramos los ojos intentando averiguar si entre toda la espuma de las olas, alguna era provocada por las salpicaduras de algún delfín.
El tiempo pasaba, y pronto cundió entre la tripulación que sería complicado ver bichos en esas condiciones, por lo que, por lo menos yo, me concentré en las aves, más visibles. Y aunque tampoco se prodigaron demasiado, pude ver una rarísima Gaviota de Audouin (Larus audouinii), a la que ya me referí en el día dos, y Pardelas balear y mediterránea (Puffinus mauretanicus y Puffinus yelkouan), que en esta época del año suelen viajar juntas en migración hacia el Atlántico, haciendo complicado su distinción, ya que ambas vuelan de forma parecida, a ras de ola, con planeos cortos seguidos de tres o cuatro batidas rápidas de alas, y ambas son pardas por el dorso y blanco parduzco por el vientre. La especie balear está estrictamente protegida por estar en peligro de extinción, lo cual hizo que su avistamiento me resultara triste y alegre al tiempo, triste por saber el peligro que corre un ave con un volar tan bello que casi acaricia la cresta de las olas con la punta de las plumas primarias, y alegra por haberla visto, por confirmarme a mi mismo que aún existe y que todavía podemos salvarla y preservar esa belleza para todo aquel que quiera y sepa apreciarla.
A pesar de las condiciones de visibilidad, al mediodía contactamos con un grupo juguetón de Delfines listados de unos diecisiete individuos que tomaron nuestra proa y nos regalaron con lo que es un juego para ellos y para nosotros un espectáculo, el ver como se perseguía y rozaban juguetones ante nosotros. A veces se ponía tan monos que Carlos, nuestro curtido capitán, decía cosas como: "Si es que están pidiendo a gritos que me los lleve a un delfinario y los tenga pegando botes todo el día". Para nosotros, sus juegos constituían ya un acontecimiento casi diario, pero no por ello dejábamos de apiñarnos en la proa como tontos a admirar las listas de sus cuerpos o a reírles todas sus monerías.
Aún así, poco más vimos, y regresamos un poco antes a puerto para lo que esperábamos fuera un sueño reparador. Lo que no tuvimos en cuenta, por lo menos yo, es que los viernes el puerto de Cartagena se pone a tope de otro tipo de mamíferos, estos bípedos, aunque apenas pueden conservar esa condición debido a la ingestión masiva de alcohol. Dicha afición desmedida a esa sustancia nos ocasionó perturbaciones curiosas en nuestro descanso, como el hecho de que me tuviera que levantar pasadas las dos de la mañana para descubrir que dos muchachas completamente ebrias habían tomado la cabina de nuestro querido capitán como refugio calentito para dedicarse a lúbricos placeres sáficos y lésbicos que evidentemente, al ponerse un poco más agitados tuve que dar por terminados por el bien de nuestro descanso y para vergüenza mía y de las participantes, y cachondeo a la mañana siguiente por parte del resto de la tripulación. Pero eso ya pertenece a otro día y como tal, relatado en otro post.

José Luis

P.D.: No esperéis fotos de este último contacto con la fauna local pues medio adormilado no me dio tiempo a coger la cámara.

lunes, noviembre 29, 2004

Las tribulaciones de un naturalista de agua dulce en alta mar IV

Día 4: ¡Que alguien eche de una vez a esos delfines! (26-XI-2004)

Con el alma todavía sin enganchar al cuerpo tras haberme acostado pasada la una de la mañana la noche anterior, y tras un día en el que se me juntaron los turnos de cocina y de limpieza, a las siete y media de la mañana luchaba para no caerme por la borda del Else mientras el café con colacao se me enfriaba entre las manos. El día anterior había sido realmente duro y emocionante con más de 100 delfines de tres especies distintas avistados, y la resaca de esa actividad se adivinaba en la cara de casi todos. Incluso Toño, nuestro coordinador científico, hasta entonces implacable en los horarios, rezaba para que hubiera una tormenta que nos obligara a permanecer en puerto y poder dormir así unas horas más. Tan solo Carlos permanecía impasible, dirigiendo a su precaria tripulación de marineros de agua dulce con mano segura y algún par de gruñidos velados de esos que te prometen un viaje rápido por la borda al agua para espabilarse en el caso de que la cagues a la hora de hacer un cabestrinque (nudo marinero).
De todas formas el tiempo en esta parte del mundo es así de especial, y en puertas del invierno, mientras que a un par de cientos de kilómetros al Norte o en el Estrecho tienen los barcos amarrados, aquí puedes navegar de forma más o menos plácida durante casi todo el año, y así, indiferente a nuestro cansancio, el Sol se alzó, disipando las brumas matinales, y el viento no pasó de fuerza tres, lo que nos hacía bailar un poco, pero no lo bastante como para no poder realizar observaciones de cetáceos.
Y así, escoltados por grupos de Gaviotas patiamarillas y reidoras, abandonamos el puerto en busca de nuestros delfines. Al poco de salir de la protección de la dársena de Escombreras, pudimos ver volando a una de las aves más curiosas que he podido avistar hasta ahora, y no por su colorido o por su canto. Se trataba de un Págalo grande (Stercorarius skua), ave con un perfil similar a una gaviota grande de color pardo marrón moteado por todo el cuerpo, excepto por una mancha blanca en cada ala muy visible cuando vuela, no siendo un animal extraordinariamente atractivo. Lo que me llama la atención de este invernante en nuestra Región es que es una ave pirata. Me explico, piratea a otras aves marinas su comida, obligándoles a que suelten lo que han pescado y atrapándolo luego al vuelo, pudiendo llegar a ser tan agobiante que consigue hacer desembuchar los peces recién tragados. Un auténtico corsario con alas.
De todas formas, poco tiempo pudimos dedicar a faenas ornitológicas antes de tropezarnos con nuestro primer avistamiento de cetáceos, un grupo bastante esquivo de Calderones grises que no se mostraron muy contentos con nuestra presencia, por lo que poco pudimos admirarlos. Y lo mismo nos pasó más adelante con un grupillo de cuatro Delfines listados.
Aún así, la cosa parecía estar poniéndose tan activa como el día anterior, cuando a las 11:25 tuvimos nuestro tercer contacto con dos listados más, muy breve también.
Pero cuando la cosa se puso interesante de verdad fue apenas una hora después, cuando encontramos a nueve listados que en cuanto nos vieron se lanzaron locos de contento a nuestra proa, a aprovecharse del empuje de nuestra goleta, cruzándose entre ellos, rozándose y girándose para mirar hacia arriba de vez en cuando, mostrándonos el flanco listado y unos ojos curiosos y risueños. Tanto yo como María, Patricia y Susana, los voluntarios de la expedición proferíamos exclamaciones de contento y de admiración, aprovechando para fotografiar a tan increíbles animales y poder ver como subían a respirar y competían entre ellos, pero Amaya necesitaba datos de comportamiento de Delfín listado para su tesis, y no los podía conseguir si estaban todos bajo la proa haciendo el tonto y pidiendo a gritos que los llevaran a un delfinario por las monerías que estaban haciendo. Por lo tanto le pedíamos a Carlos que parara el motor de cuando en cuando para ver si así les daba por comportarse como Dios manda, pero ni por esas, ya que se quedaban esperando al lado de la proa a que el barco se pusiera de nuevo en marcha para seguir haciendo de las suyas. Y así se tiraron más de quince minutos, mientras Amaya ya exclamaba desesperada la frase que da título a este post. Por fin, en un rapto de sentido común, los traviesos delfines decidieron abandonarnos, no sin un pelín de tristeza por no querer seguir jugando con ellos, estoy seguro, pero así Amaya pudo tomar sus datos de duración de inmersión y cosas así.
Como quiera que el viento tiraba un poquito y el mar empezaba a rizarse, la observación se fue haciendo cada vez más dificultosa, y ese día ya no vimos ningún grupo más. Pero aprovechando esa coyuntura, Toño decidió darnos un momento de descanso, y dárselo a él claro, y paramos un rato después de comer en una calita a la altura de Portman para que esta gente loca del Norte (María, Susana y Toño) se dieran un baño rápido en un agua que estaba a doce grados de temperatura. Ni que decir tiene que daba frío verlos, y también un poco de envidia de los que no se habían llevado bañador claro.
Y tras alejarnos de Portman y su desastrosa bahía, afectada por la segunda catástrofe ecológica más importante de Europa después de Chernobil, entre cientos de gaviotas que se alimentaban en las contaminantes y horribles granjas de engorde de Atún rojo que hay por la zona, pusimos rumbo a Cartagena, a guarecernos del viento en su puerto y a reponer fuerzas para poder hacernos un día más a la mar y disfrutar de las maravillas con las que día a día no estaba sorprendiendo.

José Luis

domingo, noviembre 28, 2004

Las tribulaciones de un naturalista de agua dulce en alta mar III

Día 3: ¡Anda ya! Si en Murcia no hay delfines...

... que es lo que te puede decir cualquier murciano de a pie, de esa gran mayoría que jamás se ha preocupado por preguntarse cuales son los tesoros que atesora su tierra. A ellos va dedicada esta crónica.
Cinco minutos de que el horrible relincho de caballo me despertara por tercera vez, mi mente decidió despertarse automáticamente para ahorrarme ese trauma tempranero y estar por lo menos despejado para cuando sonara. Siguiendo lo que ya estaba empezando a convertirse en una rutina, calentamos soñolientos el café y sacamos los trastos del desayuno a cubierta, para ir tomando contacto con el frío de la mañana, mientras las Gaviotas patiamarillas se desperezaban en sus posaderos y los Estorninos negros (Sturnus unicolor) cantaban melancólicamente en los árboles de la muralla de Cartagena.
Poco después ya enfilaba el Else la bocana del puerto, con un cielo con bruma y el mar en calma, con apenas un poco de viento. Al salir nos cruzamos con una imponente fragata italiana que venía a recalar a puerto por vaya usted a saber que extraños motivos ocultos, y con el típico tráfico de cargueros que entran y salen de ese valle infernal y destrozado que es Escombreras. Rápidamente nos repusimos ante esas visiones de supuestas maravillas humanas para adoptar nuestros puestos de avistamiento y buscar y deleitarnos en las verdaderas maravillas que nos rodeaban, pudiendo contemplar casi de inmediato una balsa formada por los cuerpos flotantes y soñolientos de unas cuarenta pardelas, a las que no pude identificar bien, pero que podrían ser tanto Pardela cenicienta, de la que ya hablé el día 1, o Pardela pichoneta (Puffinus puffinus). Cantidad de gaviotas, tanto reidoras como patiamarillas acudían a sus quehaceres diurnos, y un enorme Alcatraz nos adelantó gracias al empuje de sus grandes alas.
Una vez ganado algo de distancia con respecto a tierra, viramos hacia el Este, para seguir la línea de costa y llegar hasta Mazarrón, desfilando ante nosotros los enormes acantilados que hay entre Cabo Tiñoso y la Azohía. Todo transcurría con tranquilidad, como los dos días anteriores, y nos aprestábamos a tomárnoslo con calma. Tampoco tuvimos que esperar demasiado. No eran ni las nueve y media de la mañana cuando sonó el grito de "¡Avistamientooooo!", y casi de inmediato nos vimos inmersos en una manada de veinte a veinticinco Delfines comunes (Dolphinus dolphis), que, indiferentes a nuestros gritos de asombro y admiración, se limitaron a seguir su camino con la honda determinación de alguien que sabe a donde va y tiene prisa por llegar, ya que pasaban tranquilamente por debajo del barco sin desviar su ruta y sin mirarnos dos veces.
Finalizado este contacto, tras apenas habernos recuperado, nos encontramos con un grupillo de Delfines listados que no parecía saber muy bien a donde quería ir, o simplemente holgazaneaban con indolencia, moviéndose en círculos y echándonos miradas distraídas por encima de la aleta. El ánimo en cubierta estaba ya por las nubes, y casi nos dábamos por contentos con los que ya habíamos visto, pero a lo largo del día, conforme nos movíamos por el litoral de Mazarrón, bastante mar adentro, los avistamientos se sucedieron prácticamente sin cesar hasta que el Sol tuvo la decencia de ponerse para correr un velo de oscuridad ante todos los delfines que salían a nuestro paso. Pude contabilizar más de cincuenta Delfines listados en siete contactos distintos, cuarenta Delfines comunes en cuatro contactos y trece Calderones comunes en un único contacto. No dábamos crédito a nuestros ojos cuando grupos de doce Delfines comunes tomaban nuestra proa para aprovechar el empuje del barco y jugaban persiguiéndose y rozándose a menos de dos metros de mis ojos, pudiendo casi acariciar la piel negra con listas grises y amarillentas, o ver con toda claridad a una cría de apenas un metro de largo no dejar la cola de su madre y aletear a veces con entusiasmo, contagiada por el alboroto general de sus mayores. O grupos juguetones de Delfines listados saltando a lo lejos para salir disparados hacia nosotros en cuanto escuchaban el barco para tomar nuestra proa.
Curioso fue también el contacto con los Calderones comunes, ya que los sorprendimos mientras se echaban una siesta flotando tranquilamente al Sol, alineados como pequeños submarinos de ébano en orden de batalla, aunque no estuvieran del todo dormidos, ya que siempre mantienen un control voluntario sobre su respiración. De cerca que estábamos, se les oía respirar por los espiráculos, como profundos resoplidos o suspiros humedos. Ellos también tenían una cría pequeña de la que no se despegaban.
Este día fue más de los que la mayoría de los que estábamos en el barco podíamos esperar.
A todos los que se mueren por tener una casa en la playa o poder jugar al golf en invierno al solecito les recomendaría una terapia a base de días así, y después les preguntaría si por satisfacer ese deseo tan snob sacrificarían las maravillas que pude contemplar, casi al lado de mi casa.

Jose Luis

viernes, noviembre 26, 2004

Las tribulaciones de un naturalista de agua dulce en alta mar II

Día 2: ¿Delfines? ¿Alguien ha dicho delfines? (24-XI-2004)



El día comenzaba de nuevo viéndome arrancado de nuevo de los brazos de Morfeo a las siete menos cuarto por el infernal relincho caballil que a modo de alarma suena en el móvil de María, compañera de sufrimientos y penurias (vale, alegrías también) a bordo de la goleta escuela Else. Ante tal despertar no cabía otra cosa que aplicar una dosis de cafeína doble, pues ante la falta de instalaciones adecuadas en el puerto de Cabo de Palos, no disponíamos de un sitio ni para lavarnos un poco la cara para empezar a parecernos a un ser vivo y no a un cadáver andante. Ya con las tazas humeantes en la mano, llenando de vapor la fría mañana, nuestro capitán, Carlos, puso a rugir el motor de nuestro bajel y empezamos a abandonar la dársena del puerto antes incluso de poder ponerle azúcar al café, mientras nos acompañaban los gañidos de las Gaviotas patiamarillas recién despertadas.

Enseguida tomamos rumbo Este, dirección a las Islas Hormigas, tres tristes islotes que se recortaban contra la bruma del amanecer encendida en rojos y dorados por la temprana luz del Sol, y ya desde lejos podíamos escuchar el jaleo de un par de centenares de gaviotas de varias clases al quejarse por que no disponían de café como nosotros para empezar el día. No pude verlas bien, recortadas contra la luz, pero aparte de patiamarilla y reidora, ambas descritas en el capítulo de ayer, estoy seguro de que debía de haber alguna Gaviota de Audouin (Larus audouinii), más gráciles que las patiamarillas y con el pico rojo y las patas grises, en vez de amarillas ambas cosas, que es una de las joyas naturalísticas de la Región de Murcia, al ser una especie en peligro de extinción y poseer una de sus colonias de cría más importantes en la Isla Grosa, a solo unas millas de donde nos encontrábamos.

Dejados atrás estos islotes, nos encaminamos rumbo a mar abierto, empequeñeciéndose cada vez más la línea de costa, al tiempo que el Sol ascendía y disipaba con su brillo toda la bruma matinal, dejando un cielo azul hermoso, como si quisiera rivalizar con las tonalidades de zafiro del mar casi en calma. Los turnos de vigilancia se sucedían, hasta que por fin, a las diez y cuarto, se escuchó el ansiado grito de mi compañera Susana, quer compartía mi turno:” ¡Avistamiento a estribor, veinte grados!”. Y a estribor que nos arremolinamos todos deprisa y corriendo para ver los esbeltos cuerpos negro azabache de un grupo de Calderones comunes (Globicephala melas), de unos siete individuos repartidos en dos grupillos, uno, con tres o cuatro adultos delante, y otro, con unos cinco juveniles y una cría pequeña detrás. Ni que decir tiene que babeábamos profusamente por la borda ante la visión de tal espectáculo, aunque no recibiéramos la misma atención por parte de los cetáceos, que seguían a su bola y hacían como que un montón de monos sin pelo y sin educación estaba navegando a su encuentro en un cacho de madera, todo lo más, apenas levantaban su cara chata para echar un resoplido de contenida indignación por sus espiráculos.

Tras un rato de estudio y toma de datos, proseguimos internándonos en el mar, tropezándonos cada vez de forma más rara con grupos de aves, hasta que pude divisar, flotando solitaria a más de siete millas de la costa, la figura de una Gaviota enana (Larus minutus), ave pequeña para ser un lárido, blanca a excepción de una pequeña mancha negra en la cabeza, resto del plumaje de verano, y un leve color grisáceo en el dorso y en las alas.

Y el tiempo pasaba, y alcanzamos el mediodía en mundo donde los únicos puntos de referencia son el Sol y otros barcos, ya que no se divisaba la costa a más de diez millas de la misma. Una inmensidad donde calcular cualquier distancia es problemático. A pesar de eso, cerca de las dos tuvimos un encuentro feliz con otro grupo de cetáceos, Calderones grises (Grampus griseus) esta vez. Unos siete individuos la mar de confiados, pasándonos dos de ellos por debajo de la proa, cuando lo normal es que rehuyan a los barcos. De unos tres metros, estos magníficos animales son grises y con el cuerpo marcado por cicatrices blancas debidas a coletazos, de suerte que algunos muy viejos pueden llegar a aparecer casi completamente blancos. Se portaron bien con nosotros, dejándose ver para nuestro deleite, hasta que al final decidimos continuar rumbo.

Ya caía el Sol cuando nos acercábamos a la costa, reapareciendo los grupos de Gaviotas patiamarillas y alguna reidora, Pardelas cenicientas, un par de Alcatraces y algún que otro Págalo. Y cuando apenas nos separaba de la puesta de Sol una media hora y la Luna casi llena se levantaba por el Este, a lo lejos, Amaya, subida a la cofa del barco, dio la voz de aviso hacia la proa, en donde, para nuestra sorpresa, un grupo de Delfines listados (Stenella coeruleoalba) saltaba y hacía piruetas para su propia diversión. Rápidamente Carlos enfiló nuestro fiel buque con la intención de verlos mejor, cuando enloquecieron de contento al ver nuestra quilla rasgando el agua y cinco delfines se pusieron delante nuestro jugueteando con nuestra proa y dejándose llevar por nuestro empuje. Al tiempo, el Sol se hundía en un mar calmo y azul profundo, enrojeciendo cansado tras el largo día e incendiando el agua que tocaba, mientras que la Luna ascendía dispuesta a reclamar su reinado de noche abriendo un camino más tenue y pálido en el mar, mientras que a nuestro lado, se despedían con unos brincos y unos fuertes aletazos los simpáticos delfines, perdiéndose casi en el mismo momento en el que el Sol se puso sin regalarnos con ese último rayo verde que dicen que se ve en los días más claros.

Cansados y satisfechos, pusimos rumbo al puerto de Cartagena, mientras los montes de Portman y Calblanque se desvanecían poco a poco en el crepúsculo.

miércoles, noviembre 24, 2004

Las tribulaciones de un naturalista de agua dulce en alta mar I

Día 1: No, si yo no me mareo...(23-XI-2004)


¿Os suena eso de famosas últimas palabras? Yo firmaría por añadir a las que acompañan al título de este post.


El día empezó ya de forma inusual, con la alarma de relincho de caballo de una de mis compañeras de navegación, a las siete menos cuarto de la mañana, resonando en el pequeño camarote del Else, velero de dos palos de madera que es el orgullo de la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE). Tras un lavado de cara rápido y un desayuno a base de cafeína y más cafeína y un amable ofrecimiento, estúpidamente rechazado, de Biodramina (vease el título), procedimos a obedecer prontamente las órdenes de nuestro capitán de fragata particular, con más entusiasmo que atino viendo la cara que ponía el pobre, para poder desatracar y hacernos a la mar. Ya durante las diversas maniobras, y dentro del mismo puerto, a pesar del frío y del sopor, pude empezar a atisbar retazos de naturaleza que, siendo yo de tierra adentro, me resultaba casi desconocida. Para empezar estaban las gaviotas, que las había a decenas, centenas, miles de ellas, en las farolas, en las grúas, en los mástiles de los barcos... por todas partes Gaviota patiamarilla (Larus cachinans), la rata con alas de las ciudades portuarias, bicharranco enorme y blanco de alas grises y pico amarillo y rojo y mirada carroñera. Pero también las había más estilizadas y de hábitos más sanos, como una Gaviota reidora (Larus ridibundus), que se zambullía con gracia en el agua, con su plumaje blanco invernal, o un gracioso Charrán común (Sterna hirundo), que con su cola ahorquillada parecía una Golondrina blanca con caperuzón negro cerniéndose sobre una posible presa para después lanzarse sobre ella desde más de diez metros. Visto lo visto sin salir del puerto, no podía más que frotarme las manos ante lo que estaba seguro que me esperaba ya en alta mar.

Una vez enfilada la dársena de Escombreras, nos encontramos de pronto con la consecuencia física de un mar de fondo de medio metro o más y un viento de fuerza tres, esto es, que el barco se mueve mucho, y nosotros en la cubierta, más. Pero sin más consecuencia que la de ir bailando de un lado a otro procedimos a ocupar nuestros puestos de observación para empezar con lo que realmente nos había llevado al mar, el avistamiento de cetáceos. Mientras estos no aparecían, nos podíamos entretener con las maravillosas vistas de las montañas litorales que forman parte del Parque Regional de Calblanque, precipitándose en abruptos acantilados en el mar o en suaves calas de arena amarilla dorado, mientras veíamos pasar a las aves marinas y nos entreteníamos identificándolas, cansándonos de ver pasar a las patiamarillas, pero sorprendiéndonos ante la envergadura de alas enorme de los Alcatraces (Morus bossanus), blancos completamente excepto el bonito cuello amarillo limón y las puntas de las primarias negras, o ante el vuelo a ras de ola de la Pardela cenicienta (Calonectris diomedea).
Mientras todo esto se sucedía, las estrellas del espectáculo se mostraban reacios a aparecer, y los turnos de observación y toma de datos se sucedían, hasta que me llegó el turno de enfrentarme con el ordenador e introducir las distintas variables que se recogían. En ese momento, mientras enfocaba la pantalla, mi estomago cobró conciencia de lo que es la mar de fondo y decidió dejarme fuera de combate por KO durante unos diez minutos, aunque afortunadamente no perdí el control sobre el mismo. Ya repuesto y dispuesto a no dejarme vencer por una estúpida maquina (ni a hundirme por las risas por lo bajo de Carlos, nuestro capitán), proseguí con mis turnos mientras el resto, quien más quien menos combatía el baile y el frío con breves siestas en sus momentos de deascanso. Y fue a coincidir un instante en el que solamente estábamos Susana, una compañera, y yo en los puestos de observación, cuando una aleta surgió frente a la proa del barco, para seguir nuestra estela durante apenas veinte segundos antes de perderse por babor, lo bastante para poder ver con embeleso a un Delfín listado (Stenella coeruloalba), de no más de metro y medio, gris oscuro en el dorso y gris clarito en los flancos, adelantándonos sin esfuerzo y maniobrando con un facilidad insultante apenas a diez centímetros de profundidad. Ni que decir tiene que el resto seguro que todavía no nos cree, pero me imagino que es un pelín de envidia por que ya ese día no veríamos más delfines. El resto de la mañana y de la tarde se pasó en una sucesión de turnos de observación y descansos para recuperar un poco la compostura cuando el mareo te vencía, para poder así disfrutar del placer de navegar hasta Cabo de Palos y rozar las Islas Hormigas y verlas cubiertas de gaviotas, pardelas y demás. Terminamos la jornada con la entrada en el puerto de Cabo de Palos, mientras su faro se incendiaba con la luz del atardecer, avance de la que por la noche brilla en él como guía frente a las rocosas costas de esa zona. Pisar tierra fue toda una experiencia, así como el comprobar que todo sigue moviéndose a pesar del suelo firme y que hasta para ir al lavabo tenía que hacer equilibrios.

En fin, mientras me dormía en el camarote de nuestro velero, pensaba sobre todo en dos cosas: en las ganas que tenía de ver más cetáceos después de nuestro breve pero maravilloso encuentro con uno, y en tomarme una buena Biodramina antes de hacerme a la mar.

José Luis

lunes, noviembre 22, 2004

Consumo Responsable

En la sección dedicada al medio ambiente de todoarquitectura.com leo esto:
"Según el informe de “Planeta Vivo 2004”, de WWF/Adena, el consumo en el mundo es un 21 por ciento superior a los recursos disponibles. En el caso de España, se consume el triple de los recursos naturales de los que dispone el país.
Este factor está unido al crecimiento de la población, por lo que, de continuar el ritmo actual, para el año 2050 serían necesarios 40 planetas para cubrir la demanda. La disminución de recursos en estos últimos 30 años ha sido desigual, siendo del 30% en los animales terrestres, del 50% en los de agua dulce y del 30% en aguas marinas, mientras que los impactos humanos han crecido el 70% y la población humana en un 65% entre 1970 y 2000.
Por países, el impacto más fuerte es el de EEUU. El consumo de un estadounidense medio no solamente es el doble que la de un europeo, sino siete veces mayor que el de un asiático o un africano.
Los españoles tienen una tasa de consumo también insostenible, ya que consumen el triple de los recursos naturales de los que dispone el país. El informe constata que cada español precisa para vivir de 1,6 hectáreas y sus recursos correspondientes, pero nuestra tasa de consumo es de 4,8 hectáreas, por lo que se da un déficit ambiental de 3,2 hectáreas.
Todos estos excesos se concentran principalmente en consumos elevados de energía, agua, bosques y recursos agrícolas y pesqueros, entre otros. El impacto del consumo energético es especialmente preocupante, por la sobreexplotación de combustibles como el carbón, gas o petróleo, que se ha multiplicado por siete entre 1961 y 2001."

Los datos son abrumadores, y es de suponer que todo esto vaya a más con la incorporación de otros paises a la loca carrera consumista en la que nos hayamos todos inmersos. Así que, aunque esto de los días de algo me parezca en el fondo un poco chorra, no está de más un toque de alerta y una llamada a la reflexión, que es lo que se propone a nivel internacional con la campaña día 26 de noviembre, día sin compra
Saber qué compramos, quién y en qué condiciones se fabrica, que realidad socioeconómica hay detrás de los productos que adquirimos, de los viajes que hacemos...debemos ser conscientes de que nuestra comodidad y a veces despilfarro esconde una serie de situaciones de injusticia e insostenibilidad social y ecológica. No es cuestión de sentirnos culpables a cada minuto, no tiene sentido, pero tener información sobre lo que compramos y ejercer nuestra capacidad de elección es tal vez la forma de presión sobre los grandes poderes económicos más potente que tenemos. Y casi la única.
Así que no está de más conocer qué empresas nos mienten, contaminan a destajo, explotan sin pudor, y simplemente no comprarles a ellos. O elegir otras formas de consumo más justas y sostenibles
Para terminar, podeis calcular de un modo aproximado vuestra huella ecológica.
Si todos los habitantes del planeta vivieran como yo, se necesitarían 1,8 planetas para satisfacer nuestras demandas. ¿Cuál es vuestra huella ecológica?

jueves, noviembre 18, 2004

Cosas que hacer este fin de semana I

Si no sois unos desgraciados como yo, que tengo pronto exámenes, y no sabeis qué hacer este fin de semana, aquí van unas cuantas ideas.

  • Seminario de formación sobre Medio Ambiente: La Geodiversidad de la Región de Murcia.
"Vivimos en una Región con una geodiversidad sorprendente que resulta, sin embargo, desconocida para sus habitantes. La historia de nuestras montañas, de nuestros valles y costas, nuestro minerales y fósiles, nuestras rocas, aquello que la Tierra ha ido formando con el paso de millones de años, es también parte de nuestra riqueza cultural, al igual que los monumentos que los humanos hemos construido con el paso de los siglos."

Es una oportunidad estupenda para aprender un poco sobre la rica geomorfología de nuestra región
Telf: 968869950 Email: torreguil@obs.cam.es

  • Si te apetece una actividad más reivindicativa, cerca de aquí, a las 10:30h, en la Plaza de la Constitución de San Pedro del Pinatar, puedes participar en la marcha que se ha organizado para impedir la enésima burrada proyectada en un parque natural: la construcción de un complejo turístico hotelero en en interior del parque !¿!¿!¿!¿!¿ y la ampliación de la dársena deportiva. Vamos, lo que nuestros políticos suelen planear en nuestros espacios naturales protegidos a la mínima que te descuidas. Más información en 626 394981.
  • Y si estás en plan vago y no te apetece moverte del sillón, para ésto que te propongo solo hace falta un click para echar una mano en la campaña de envío de postales y mensajes electrónicos a Cristina Narbona, para que sea consciente de la oposición mayoritaria a cualquier recrecimiento de Yesa que hay, no sólo en las comarcas pirenaicas sino entre el mundo científico, universitario y ecologista, sino en una gran parte de la población. Ya sabes:



miércoles, noviembre 17, 2004

Más sobre la sentencia del Tribunal Constitucional y la gestión de los Parques Nacionales

Comunicado de prensa de Greenpeace, WWF/Adena, SEO Birdlife y Ecologistas en Acción :

Duro Golpe a la Red de Espacios Nacionales

Madrid, 13 de noviembre de 2004.-
Las organizaciones Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y WWF/Adena, todas ellas representadas en diferentes parques nacionales, desean mostrar su profunda preocupación por las consecuencias que la sentencia del Tribunal Constitucional puede tener en la conservación de los Parques Nacionales.
Para estas organizaciones la sentencia del Tribunal Constitucional reduce a la mínima expresión posible la participación del Estado en la gestión de los Parques Nacionales, reservándole únicamente un papel residual, como la posibilidad de establecer criterios orientadores, pero ninguna competencia en las decisiones directas sobre la gestión de los parques y ninguna capacidad para obligar a su cumplimiento.
Desde el pasado mes de mayo, en que se hizo pública la existencia de uninforme del Ministerio de Administraciones Públicas en el que se recomendaba al Ministerio de Medio Ambiente la cesión de la competencia exclusiva en la gestión de los Parques Nacionales a las Comunidades Autónomas, las organizaciones ecologistas habían expresado al Gobierno su máxima preocupación ante la posibilidad de que la Red de Parques Nacionales pudiera quedar vaciada de contenido y se implantara un modelo donde cada comunidad autónoma por separado tomara sus decisiones sobre la gestión diaria, como ahora sentencia el Tribunal Constitucional.
Las organizaciones ecologistas consideran esta sentencia un duro golpe a la Red de Parques y un claro retroceso, que solamente viene a satisfacer las pretensiones de algunas comunidades autónomas, pero que no aporta nada nuevo ni positivo a la conservación de la biodiversidad de la Parques Nacionales, objetivo principal que debiera haber guiado cualquier reflexión sobre el futuro de la Red.
Las organizaciones firmantes se han manifestado siempre partidarias de la cogestión de los PN mediante la participación del MIMAM y las Comunidades Autónomas y han realizado propuestas para mejorar este sistema garantizando una mayor independencia política y coherencia de la Red y un incremento de la participación de las administraciones locales, pero asegurando el papel del Estado como garante del mantenimiento y respeto a un modelo y una visión global.
Las ONG no cuestionan la capacidad de las Comunidades Autónomas para gestionar sus propias redes de espacios protegidos, pero opinan que el TC no ha entendido la necesidad de que exista una red superior, de interés general del Estado, en la cual estén representados los mejores ejemplos de los hábitats y ecosistemas españoles. Para las ONG, el reparto de los Parques Nacionales entre las distintas comunidades autónomas supone el fin de ese objetivo básico, consagrado por anteriores dictámenes del Alto Tribunal, destruyendo la unidad de criterio y la coherencia en la gestión a favor de intereses de puro poder político y territorial.
Así mismo, las ONG consideran un gravísimo error el vaciado de competencias de los patronatos y del Consejo de la Red impuesto por el TC, que se convierten en meros testigos y convidados de piedra de las decisiones que adopte cada autonomía.
Durante los últimos 25 años se ha organizado en España la que es seguramente la mejor Red de Parques Nacionales de Europa, y el modelo español de gestión compartida ha sido un ejemplo mundial para una nueva forma de entender la gestión de estos espacios protegidos, basada en la participación y la co-responsabilidad. Para las organizaciones ecologistas no tiene sentido abandonar este camino para ir a un modelo de exclusividad que no sólo no conserva mejor la naturaleza, sino que es menos abierto, menos participativo, más opaco y mucho más sensible a las presiones de los agentes locales.

Censo de Pardela Balear

ANSE es el coordinador regional para el primer censo general de Puffinus mauretanicus, que se va a realizará el próximo viernes 19 de noviembre.
La metodología es muy sencilla y habría que estar censando desde las 15:30 hasta las 18:00, tomando datos en periodos de 10 minutos.

La coordinación nacional la lleva Jordi Muntaner (de la Consellería de Medi Ambient del Govern de les illes Balears), y la zona a cubrir será toda la costa de España, lo que sea posible de Portugal y la costa atlántica francesa.
En Murcia hay 5 lugares propuestos para cubrir (uno ya adjudicado) que son: Espigón Puerto de San Pedro del Pinatar, Cabo de Palos (cubierto) Faro de Cabo Tiñoso Punta Negra, Cabezo del Puerto (Puerto de Mazarrón) y Punta de las Cabricas (Cabo Cope).
Si alguien está interesado en hacer alguna zona que lo indique en los comentarios, y le pondré en contacto con el organizador del censo.
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La Pardela Balear me ha regalado un sitio muy interesante que no conocía: Una web de divulgación de la naturaleza y las aves de Alicante, como ellos dicen, para gente con la cabeza llena de pájaros. Tiene mucha información de utilidad, buenas fotos y una lista muy completa para los amantes de las aves y la fotografía.

sábado, noviembre 13, 2004

Nunca Máis

jueves, noviembre 11, 2004

¡Calblanque se salva!

Supongo que hasta que a los políticos y empresarios de turno les dé otro ataque de codicia, pero hoy por hoy Calblanque seguirá intacta, sin que una parte de este Parque Natural sea urbanizada.

"El Consejero de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, Francisco Marqués, ha informado esta mañana en una entrevista con el Presidente de ANSE, Pedro García, que la Comunidad Autónoma ha retirado la propuesta de modificación de los límites del Lugar de Importancia Comunitaria y Parque Regional de Calblanque, Monte de Las Cenizas y Peña del Águila."


La noticia aparece en el noticiero naturalista de ANSE, y para todos los murcianos es un pequeño triunfo al evitar que el interés de unos pocos consiga dejarnos sin nuestro patrimonio natural, que desde luego no tiene precio.

Gracias a todos por el apoyo.



miércoles, noviembre 10, 2004

El osezno de Canela

Hablamos hace días de Canela.
Su osezno ha sido localizado por los guardas del Parque Nacional de los Pirineos: sus huellas han sido localizadas en la misma zona donde mataron a su madre.
Dicen que tiene un 50% de probabilidades de sobrevivir. Por lo visto han puesto en marcha un programa de seguimiento para intentar que sobreviva al invierno.
Esperemos que así sea y que no tengamos que hablar de otro oso pardo menos por culpa de la estupidez del hombre.

noticia vía Periodista Digital

sábado, noviembre 06, 2004

Restauración de ríos y riberas

Por si os interesa, en Manlleu los días 29 y 30 de noviembre de 2004 va a celebrarse un seminario sobre "Experiencias en restauración fluvial y educación ambiental en Europa". Más información aquí.

Desde mi punto de vista, este seminario trata dos temas muy importantes desde el punto ambiental y social., vamos a ver por qué...
Mi experiencia en Murcia es que la gente vive de espaldas al río (río Segura): parece mentira la relación completamente distinta que nuestros padres y abuelos tenían con el río. Podían bañarse en él, pescar, pasear por sus riberas....en pocos años, y de forma radical, los murcianos lo único que hemos hecho por el río es protestar por lo mal que olía; hemos pasado de disfrutar del río a abusar ciegamente de él, unos por acción y la mayoría por omisión.
Supongo que es más o menos lo que ha pasado en la mayoría de los ríos en España, pero el caso del Segura es brutal. Podéis encontrar abundante información en la página de Pro-Río. Desde aquí agradecerles la magnífica labor de denuncia que han desarrollado todos estos años, un trabajo que debería haber sido apoyado en mucha mayor medida por todos los murcianos.
La parte positiva es que estos últimos años empiezan a desarrollarse trabajos y a surgir organizaciones que están volviendo la mirada a nuestros ríos y que nos están enseñando que es posible regenerar tramos de río para devolverles la riqueza que un día perdieron, entre otras causas, por un exceso de regulación por parte del hombre.
Nuestros ríos no siempre han sido las tuberías malolientes que son ahora. Y pueden volver a ser ríos de vida. De ahí que sean tan necesarias tanto la restauración fluvial como la educación en valores ambientales que nos haga mirar a nuestros ríos de nuevo con respeto y cariño.

Otros enlaces de interés:
Ríos vivos
Jarama Vivo
y en esta página, un excelente manual sobre cómo solicitar a los organismos competentes diversa información acerca de las concesiones y autorizaciones de aguas y de cómo hacer frente a la avalancha de solicitudes de centrales hidroeléctricas y cualquier otro tipo de obras hidráulicas que amenazan seriamente nuestros ecosistemas fluviales.

¿Es vuestro río un "río vivo"? ¿Conocéis proyectos de restauración en ríos?





martes, noviembre 02, 2004

Canela

9 + 1

:-(((








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Cursos, excursiones y demás familia

Para todos los gustos:

  • El próximo miércoles 3 de Noviembre, a las 12:00h, en la Sala de Grados de la Facultad de Biología de la Universidad de Murcia tendrá lugar una Charla-Coloquio organizada por el grupo DEMA (Extremadura). En ella se tratarán temas de Educación Ambiental y contaremos con la presencia de José Antolín, coordinador del grupo DEMA, quien nos hablará sobre los programas de recuperación y la cría en cautividad del Cernícalo Primilla, que ha trabajado de primera mano.

Para más información podeis contactar con: Ana Masiá <vindamb@hotmail.com> o Inmaculada Martínez <marema_82@hotmail.com>

  • La biología aplicada a la arqueología

Por: Doctor D. Arturo Morales, biólogo del departamento de Zoología de la Universidad Autónoma de Madrid

  1. Concepto y definición de la Arqueozoología
  2. La arqueozoología como ciencia interdisciplinar
  3. Estrategias de recuperación y de muestreo
  4. Importancia de las colecciones de referencia
  5. Identificación: alternativas de la clasificación de los restos faunísticos
  6. Metodologías básicas y limitaciones
  7. Tafonomía
  8. Interpretación de los datos basados en una selección de yacimientos excavados por los ponentes

Fecha:
13 y 14 de Noviembre de 2004

Localización:
Parque Natural de Cazorla, Segura y las Villas. Jaén.

Más información aquí


Y por último:

  • El proximo fin de semana 13-14 de noviembre la Oficina Verde de la U.M. ha organizado una excursion otoñal al Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas.
El PROGRAMA es el siguiente:

SÁBADO, 13 noviembre

*********************

07:50h SALIDA DE MURCIA (autobus). Punto de encuentro: puerta de "El Corte Ingles", plaza Fuensanta.

12:30h Visita al Nacimiento del Rio Segura.
13:30h Comida.
14:30h SIERRA DE CAZORLA
Visita al Embalse Tranco de Beas.
17:00h SIERRA DE LAS VILLAS
Visita a la Cueva del Peinero.
19:30h Llegada al albergue juvenil de Cazorla.
20:30h Cena (en el albergue)

DOMINGO, 14 noviembre

**********************

08:00h Desayuno (en el albergue).
09:30h SIERRA DE CAZORLA
Ruta del Cañon del Rio Borosa.
13:30h Comida.
15:30h Visita al Centro de Interpretacion "Torre del Vinagre" del Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas.
16:30h REGRESO A MURCIA

(llegada estimada 20:30h)


Si alguien se apunta a alguna de las actividades, que cuente la experiencia...
:D


lunes, noviembre 01, 2004

Campaña contra la pesca de arrastre

The Deep Sea Conservation Coalition (DSSC) lanza una campaña para lograr una moratoria en la pesca de arrastre en todo el mundo.
Como bien explican en esta página:

"Poblaciones de peces con ciclos de vida muy longevos (algunos ejemplares nacidos en el siglo XIX) son capturadas, a menudo en el momento en que se congregan para su reproducción. Algunas de estas especies tardan hasta 35 años en alcanzar la madurez sexual. Una explotación intensiva de estas poblaciones, y sin disponer de información científica suficiente, las puede llevar al colapso rápidamente. Igualmente, la destrucción física del hábitat por el arrastre de fondo, que reduce a fragmentos la frágil estructura de los corales, impide la recuperación de numerosas especies, de las que los científicos temen una extinción masiva incluso antes de que puedan ser conocidas por la ciencia."

En la página podemos encontrar además interesantes documentos explicando en qué consiste la pesca de arrastre, la riqueza de los fondos marinos, factores sociales implicados...

Pidamos a nuestro gobierno un compromiso contundente a favor de la vida en los océanos.