I jo què puc fer?
Vía Camí del canvi, una bitácora muy interesante sobre sostenibilidad escrita en catalán, un completo artículo aparecido en El País con un montón de enlaces interesantes. Que lo disfrutéis.
"¿Y yo qué puedo hacer?
Madrid, 1 mar (El País).-Todos nos hemos preguntado alguna vez qué podemos hacer, en nuestra pequeña escala, para impedir la deforestación, el cambio climático o la pérdida de biodiversidad. Ésta es una guía de direcciones y asociaciones para no escurrir el bulto y lograr ser ciudadanos responsables. En nuestra vida cotidiana tomamos continuamente decisiones que producen un impacto ambiental. A pequeña escala, cierto. Pero ya lo dijo el político y filósofo inglés Edmund Burke: “El mayor error lo comete quien no hace nada porque sólo podría hacer un poco”.
Al final, los grandes números son el resultado de una suma de pequeños números. En estas páginas hemos recopilado algunos ejemplos de cosas sencillas que cualquier persona puede acometer. Son propuestas que ayudarán a convertirnos en ciudadanos responsables con el entorno. Es decir, con nosotros mismos. Nadie debe dar la batalla por perdida: este planeta aún tiene remedio.
01. Utilice la bici y el transporte público. Cada 20.000 kilómetros recorridos en coche aportan más de tres toneladas de CO2 a la atmósfera. Esos mismos kilómetros realizados en transporte público suponen reducir drásticamente la proporción de este valor por pasajero transportado. Y si se pueden hacer en bicicleta, conseguiremos además mantenernos en forma. Es cierto que utilizar el transporte público no siempre es posible ni práctico. En España hay miles de urbanizaciones y polígonos industriales por los que no pasa ni una simple línea de autobús. Por eso es muy importante que los ciudadanos reclamemos con firmeza este tipo de servicios a las administraciones locales y regionales. A partir de aquí, vale la pena que pensemos si nuestra movilidad es sensata, si podemos prescindir del coche en algunos trayectos. Para animarnos a apostar por la bicicleta podemos recorrer algunos de los más de 1.300 kilómetros de vías de tren en desuso que han sido reconvertidas en itinerarios ciclistas. ConBici es la coordinadora ibérica para la promoción de la bicicleta.
02 Disminuya sus emisiones de CO2. Nuestra sociedad se basa en el uso masivo de combustibles fósiles (petróleo, gas natural y carbón) que nos proporcionan la energía necesaria para hacer cualquier cosa, desde mover un vehículo hasta encender una bombilla. Pero al quemar estos combustibles se produce dióxido de carbono (CO2), un gas considerado el principal responsable del calentamiento de la Tierra.
Reducir el consumo de energía es la mejor manera de luchar contra el cambio climático. La iniciativa Cero CO2 explica cómo hacerlo. Al entrar en su web podemos calcular cuántas emisiones producimos según nuestros consumos. Cero CO2 proporciona un montón de consejos prácticos, desde el uso de electrodomésticos eficientes hasta el aislamiento adecuado de nuestra casa. Sorprende comprobar cómo pueden conseguirse ahorros importantes sólo con programar bien la lavadora o la nevera. Y controlando la climatización, que suele ser la mayor fuente de gasto en el hogar. El Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético (IDAE), ofrece información muy práctica para mejorar la eficiencia térmica de las viviendas.
La movilidad es otro terreno donde el despilfarro energético campa por sus anchas. El IDAE compara en su web el consumo de carburante de cada modelo de coche, para que podamos elegir con sensatez. Diversas entidades ofrecen cursos para aprender las técnicas de conducción económica, que permiten ahorrar hasta un 20% de combustible sin renunciar a la velocidad media. El truco está en saber utilizar el acelerador y el cambio de marchas de forma adecuada. También podemos moderar la velocidad, ya que pasar de 100 a 120 kilómetros por hora aumenta el consumo de carburante hasta un 40%.
03 Instale energías renovables en su domicilio. Las energías renovables no contribuyen al cambio climático. Además pueden llegar a ser muy rentables. El uso del sol para climatizar el agua sanitaria es un buen ejemplo. Instalar las placas solares necesarias para una familia de cuatro miembros no supera los 2.500 euros, una inversión que se amortiza en cuatro años. A partir de aquí, la disminución de la factura energética mensual ronda el 25%. Algo más complicada resulta la instalación de la energía fotovoltaica a domicilio por barreras burocráticas. De todas maneras, también se trata de una inversión interesante, amortizable en ocho años y que puede hacer caer nuestra factura hasta el 60%.
La web Energías Renovables es un auténtico referente que ofrece gran cantidad de información sobre el tema. La Fundación Terra asesora sobre la instalación práctica de energía renovable y el ahorro energético a todos los niveles, incluida la escuela. Greenpeace ha lanzado su red de escuelas solares y Amigos de la Tierra ha creado La Apuesta. Ambas iniciativas promueven que los niños y jóvenes evalúen sus centros educativos e implanten energías renovables y medidas para el ahorro.
04 Sea consciente de los productos que usa en su hogar. Evitar la entrada de productos nocivos en el hogar no es sencillo. Sólo hace falta visitar la web de la asociación Científicos por el Medio Ambiente y consultar la Declaración de París, un manifiesto firmado por destacados médicos y científicos, entre ellos varios premios Nobel, que denuncia que muchos productos de uso cotidiano incorporan sustancias químicas sospechosas de crear graves efectos en la salud, como infertilidad, cáncer o alteraciones hormonales. La Casa Química es un excelente sitio creado por Greenpeace que propone una guía para revisar qué tenemos en casa y comprar productos de uso doméstico sin tóxicos. Por su parte, la Agenda de la Construcción Sostenible, creada por el Colegio Oficial de Aparejadores de Barcelona y otras instituciones, ofrece información muy válida sobre el impacto de los materiales de construcción.
05 Asegúrese de la procedencia de la madera. “Traemos la selva a su casa”. Éste era el reclamo publicitario de un comercio de muebles para anunciar sillas y mesas de exterior fabricadas con madera tropical. Unos productos que se han puesto de moda en España. Pero ¿cómo se ha obtenido la madera? ¿Podemos estar seguros de que la tumbona de nuestros sueños no ha sido fabricada destruyendo la selva?
La única forma es exigir que la madera que compramos disponga de un certificado ecológico. El más recomendado es la etiqueta FSC, siglas de Forest Stewardship Council. Se trata de un certificado que garantiza que la madera proviene de bosques gestionados correctamente. Es un distintivo de buena práctica que se está difundiendo rápidamente. El último libro de Isabel Allende, El bosque de los pigmeos, está impreso en papel FSC según una iniciativa liderada por Greenpeace.
La Organización Adena / WWF ha sido una de las principales introductoras del certificado FSC en España. En su web hay un apartado dedicado a los bosques donde se informa ampliamente de sus posibilidades. También lo hace la Fundación Terra, que publica un catálogo on line de los productos fabricados con madera FSC disponibles actualmente.
La recomendación de estas entidades es muy clara: hay que buscar el sello FSC en los productos de madera que se quieren comprar. Y si no se encuentran, hacer una recomendación al comercio. La selva se lo merece. No debemos olvidar que se ha reducido ya al 55% de su extensión original y sigue menguando a un ritmo que supera los 100.000 kilómetros cuadrados por año. Y es la gran reserva de biodiversidad del planeta.
06 Aplique las 3 R: Reducción, Reutilización y Reciclaje. Cada español produce alrededor de kilo y medio de basura al día. La bolsa de la basura es una especie de biografía efímera que retrata nuestra manera de vivir, dominada por el envoltorio superfluo y la filosofía del usar y tirar. Por eso, el primer consejo es tan simple como evitar consumir lo que no necesitamos. El Centro de Investigación e Información en Consumo (CRIC) ofrece información muy interesante para practicar el consumo responsable. Y es que podemos hacer mucho para reducir el volumen de los residuos: comprar productos con poco embalaje, reutilizar las bolsas en vez de usar cada vez una nueva, huir de los envases de un único uso… Cada botella de vidrio retornable permite ahorrar hasta 40 bricks o 40 botellas de plástico. Se trata también de reutilizar todo lo que se pueda, y seguir estrictamente las leyes de la recogida selectiva. La Asociación Amigos de la Tierra informa ampliamente de todo esto. Las guías de reducción de residuos preparadas por la Asociación CEPA y accesibles en su página web son muy útiles. Otro sitio ejemplar es Recicla Papel que explica todo lo necesario para evitar su consumo excesivo, incluyendo consejos para oficinas y lugares de trabajo. También la asociación Ecovidrio ha creado un divertido portal.
07 Consuma menos agua.El agua es un bien escaso en el Mediterráneo. Los romanos y los árabes hacían maravillas para recoger y utilizar con precisión este recurso. Pero hoy día actuamos como si viviéramos en Inglaterra. Toda la costa mediterránea está sembrada de césped, un vegetal que precisa de riego constante para mantener su verdor. Además se riega con agua potable de primera calidad. El sistema de cañerías y conducciones está anticuado y sufre pérdidas enormes. Muchos sistemas de riego son poco eficientes. Los romanos y los árabes se llevarían las manos a la cabeza si vieran qué poco queda de su antigua sabiduría. El despilfarro suele empezar en el propio hogar. El goteo de un simple grifo representa la pérdida de unos 30 litros al día. O sea, más de 10.000 litros al año. Afortunadamente hay soluciones que se pueden aplicar en casa de forma inmediata. Una iniciativa nacida en Zaragoza informa sobre los trucos para ahorrar agua: la Fundación Ecología y Desarrollo ha creado el sitio Agua Dulce, donde encontramos una guía de dispositivos de ahorro. Un reductor de caudal cuesta tres euros y disminuye a la mitad el consumo de agua en la ducha. La empresa municipal Aguas de Sevilla ofrece un interesante programa de cálculo del consumo en el hogar; en ningún caso debería superar los 150 litros al día.
09 Convierta su lugar de trabajo en un sitio sano. Las empresas pueden hacer mucho por el medio. Evitar el impacto de los tóxicos sobre la salud es el primer paso. El Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud (ISTAS) explica en su web cómo los trabajadores pueden mejorar sus condiciones de salud en sus centros de trabajo y cómo las empresas pueden desarrollar estrategias de sostenibilidad. El Ministerio de Medio Ambiente y la Fundación Entorno han creado una oficina virtual de información ambiental para las empresas. Y el Inem edita unos completos manuales de buenas prácticas ambientales en las familias profesionales.
10 Cuide su entorno. En sólo 10 años, el suelo urbanizado en España ha aumentado un 25% y la superficie de bosque ha perdido 240.000 hectáreas. Una oleada de cemento está cambiando el paisaje. España todavía es la mayor reserva de biodiversidad de Europa, pero el frenesí urbanizador amenaza con convertir los espacios naturales en espacios marginales. Ecologistas en Acción conoce bien estos problemas; es una federación de 300 grupos ecologistas muy curtida en denuncias públicas, campañas de sensibilización y elaboración de alternativas. La Sociedad Española de Ornitología es otra entidad ejemplar; denuncia los atentados contra el medio, investiga las poblaciones de aves, fomenta la educación y crea reservas. La Fundación Territori i Paisatge se ha especializado en comprar fincas de alto valor natural para protegerlas. Actualmente gestiona ya unos 50 espacios naturales, con más de 7.000 hectáreas. Y la Fundación Natura desarrolla numerosos proyectos de gestión y restauración de espacios naturales."
2 Comentarios:
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ñas, es verdad, y el caso es que en los enlaces lo puse bien...
lo corrijo ahora mismito ;-)
Un saludo, Roger.
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